Today’s agriculture faces a difficult future due to the effects that climate change will have on pest incidence. An increase in pest pressure can be expected, both in the number of pest species and in the pressure exerted by pests now present. It is observed that most pests are already significantly more active in winter. This means that phytosanitary measures will be needed for longer periods, which is likely to accelerate the development of resistance to pesticides.
In this scenario, integrated production seems the most reasonable way forward. However, the execution of coherent pest control strategies is a very complex task that requires the implementation of all the tools at our disposal. It requires the integration of knowledge generated in many fields, from the biology and ecology of the pest and its natural enemies, the sensitivity of the crop to pests and diseases according to varieties or production systems, as well as the effect of the different existing biotechnological measures. It is worthy to consider that in IPM programs biological control, based on the use of natural enemies, should be the basis of the phytosanitary strategy in our crops. Awareness-raising and dissemination of these practices, as well as technical advice to all producers, is therefore fundamental.
English
Smart IPM helps for horticulture adaptation to the new climate change challenges
Spanish
La GIP inteligente ayuda a la adaptación de la horticultura a los nuevos retos del cambio climático
La agricultura actual se enfrenta a un futuro difícil debido a los efectos que el cambio climático va a tener sobre la incidencia de plagas. Cabe esperar un aumento en la de presión de plagas, tanto en número de especies como en la presión ejercida por plagas ya presentes. Actualmente ya se observa que la mayoría de las plagas prolonga notablemente su actividad en invierno. Esto significa que se necesitarán medidas fitosanitarias durante periodos más prolongados, acelerando previsiblemente el desarrollo de resistencias a plaguicidas.
En este escenario, la producción integrada parece el camino más razonable a seguir para evitar el incremento en el uso de productos fitosanitarios. Sin embargo, la puesta en práctica de estrategias coherentes para el control de las plagas es una tarea muy compleja que requiere de la implementación de todas aquellas herramientas de las que podamos disponer. Necesita la integración del conocimiento generado en muchos ámbitos, desde la biología y ecología de la plaga, y de sus enemigos naturales, de la sensibilidad del cultivo a plagas y enfermedades según variedades o los sistemas productivos, así como del efecto de las diferentes medidas biotecnológicas existentes, entre otras cosas. Entre todos los métodos de control, la principal herramienta a tener en cuenta debe ser el control biológico, que se basa en el empleo de los enemigos naturales, depredadores o parasitoides. Por lo que la concienciación y divulgación de estas prácticas, así como con el asesoramiento técnico a todos aquellos productores es fundamental.